alimentos_organicos_etiqueta¡Orgullosamente de etiqueta!

Dra. Ma. Dolores García Suárez

Dr. Héctor Serrano

Introducción

Se considera alimento orgánico a un producto agrícola o agroindustrial, que procede de cultivos de vegetales o crianza de animales donde no se han utilizado químicos (por ejemplo, los utilizados para animales: hormonas, anabólicos y antibióticos; para los vegetales: el uso de fertilizantes, fungicidas y pesticidas), así pues el alimento orgánico deberá estar libre de estos productos, y derivar preferentemente de especies nativas y no de variedades transgénicas.

La población mexicana poco conoce lo que es un alimento orgánico y los beneficios de su consumo. Si bien, este tipo de alimento elaborado totalmente en la naturaleza, puede distinguirse por su apariencia y sabor “natural”, donde éste, su aroma, color y textura se ven mejorados. Es distinguido por una etiqueta que lo certifica como orgánico.

La Agricultura Orgánica

En la agricultura orgánica se considera que el valor nutritivo de esta serie de alimentos es alto, ya que son más saludables frente a los convencionales, pues están libres de químicos y poseen un mayor porcentaje de antioxidantes. Los niveles de proteínas, lípidos y carbohidratos provenientes del metabolismo primario, muestran mayores beneficios al consumirlos. En el mercado, el término “orgánico”, se asocia a -precios altos-, lo que causa una baja en su uso.

Sin embargo, éstos contribuyen a la conservación de la ecología del planeta, tanto en el cultivo como en su preparación posterior a la cosecha, pues no se hace uso de aditivos o conservadores artificiales; los suelos son fertilizados con métodos naturales, como el uso de compostas y aereados con lombricultura, técnicas no contaminantes. En su producción se emplean técnicas que incrementan los costos a los métodos convencionales, debido a que la producción se realiza en menor cantidad, pues es más lenta por la ausencia de promotores del crecimiento, como fertilizantes y reguladores.

Si bien, en México se está dando un aumento tanto en la producción y consumo de los alimentos orgánicos, libres de plaguicidas y demás tóxicos, a causa de la demanda de empresas extranjeras que han requerido estos productos y los métodos tradicionales del cultivo en México. De este modo, nuestro país se incorpora eficazmente en la competencia del mercado actual, expandiendo así la tradición de nuestras regiones indígenas.

El cultivo orgánico de vegetales ha crecido ante la falta de tierras fértiles, ya que éste brinda una alternativa a la tierra, pues puede devolverle sus características naturales mediante el uso de compostas, rotación de cultivos y otras fuentes de minerales naturales. Igualmente, las plagas también pueden ser controladas mediante metodologías naturales; por ejemplo la cebolla, que produce un hongo que ataca al hallado en la fresa, no obstante, son alternativas en las que falta aún estudio y práctica.

La certificación de los productos orgánicos garantiza una nueva marca en el mercado, pues es mercancía que se encuentra libre de residuos de metales pesados, evita el uso de colorantes y saborizantes artificiales, así como aditivos, conservadores y organismos genéticamente modificados. Se elaboran con ingredientes naturales y métodos que no alteran su calidad. Muchos de los alimentos tradicionales, como el mezcal, los hongos, el jarabe de agave y entre otras especies, forman parte de la agricultura tradicional y cultura de nuestro país.

Los consumidores debemos estar consientes que si se paga un costo mayor, también contribuimos en beneficio de nuestra agricultura, de nuestra tierra, de nuestro planeta, y que el producto alimentario que estamos llevando a nuestra boca favorecerá nuestra salud, por consiguiente una mejor calidad de vida. Finalmente, apoyamos la economía de nuestro país y erradicamos el tan nombrado: “Lo barato sale caro”.

Lograr que los alimentos orgánicos sean parte del consumo de las familias mexicanas no es algo sencillo, pues la economía de los hogares en su totalidad no lo permite. Una manera de que fuera posible, es promover estas acciones desde diferentes ámbitos: por una parte, los gubernamentales que brinden subsidios a fin de impulsar los programas de producción y bajar sus costos; la mercadotecnia para mejorar la colocación de estos productos; y la educación, a fin de enseñar las ventajas en el consumo de éstos.

Para ser considerado alimento orgánico vegetal, se deben cumplir ciertos estándares. En México, dicha producción está regulada por la Ley de Productos Orgánicos y se requiere la legitimación de empresas privadas, las cuales deben estar respaldadas por Secretarías u Organismos de Certificación acreditados conforme a lo establecido por la Ley mencionada, como se observa en el artículo 17 (capítulo 1°) de “LOS ORGANISMOS DE CERTIFICACIÓN Y LA CERTIFICACIÓN”.

Comentarios finales

Mucho se ha escrito sobre los reconocidos efectos dañinos causados al medio ambiente con la aplicación de una “Revolución Verde” sin control, en la búsqueda de la mejora alimentaria para el mundo, se continúan haciendo cambios extremos. Incluso, ya se habla de una “Revolución Verde II” con el uso de organismos genéticamente modificados, y con el manejo de transgénicos, disyuntiva que considera excelentes avances en la producción, pero en otros aspectos sigue generando dudas.

Es por ello, que los conocimientos y avances obtenidos en el campo de la producción de alimentos orgánicos, brindarán una alternativa más para la producción alimentaria y la mejora en la sanidad del planeta. Los beneficios son muchos; sin embargo, la producción de cultivos orgánicos se ha encontrado con numerosas adversidades en el sector agrícola internacional.

La demanda de estos productos existe, al igual que la conciencia de ser saludables; no obstante, llevar a cabo la producción de ciertos cultivos en grandes cantidades es difícil para los productores, no todos los cultivos son factibles de lograr, por lo que se requiere mucha investigación para ello. Por otro lado, para muchos productores pensar en producir alimentos orgánicos resulta poco redituable y una amenaza empresarial, ya que al no tener control de las numerosas plagas a las que estaría expuesta su producción, causaría pérdidas incosteables a muchos niveles.

Finalmente, para lograr más producción de alimentos orgánicos, las investigaciones deben continuar y encontrar un control óptimo que brinde la posibilidad de utilizar fertilizantes más eficientes para estos cultivos naturales, así como la forma de producir nutrientes vegetales de excelente calidad a partir de extractos naturales, y lograr el control biológico de plagas en las plantaciones agrícolas. Nos falta mucho aún, pero ciertamente vamos en camino con una conciencia clara de lo que queremos.

Dra. Ma. Dolores García Suárez. Departamento de Biología, Laboratorio de Micropropagación y Propagación Vegetal. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

Dr. Héctor Serrano. Departamento de Ciencias de la Salud, Laboratorio de Biología Molecular y Regulación Endócrina. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

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