Los vaivenes de la economía, con elevadas dosis de entusiasmo cuando el panorama es optimista, o con terribles depresiones cuando el entorno es pesimista, son constantes en una economía cuyas reglas así la rigen, nos parezcan o no, y cualquiera que entre al juego debe estar consciente de esto (Modificaciones al modelo son tema para otras disertaciones). Estos cambios son cada vez más frecuentes y debemos tener datos suficientes para aprovechar los momentos de euforia, y estar prevenidos en los momentos de zozobra. Los mercados internacionales se mantienen expectantes ante los remedios que los países aplican a sus deterioradas economías, véase el caso de España, Grecia y Portugal, por hablar de algunos. Estados Unidos de América el país con la economía más grande del mundo se encuentra debilitado por la abultada deuda pública y privada, así como las dificultades que padece su clase media, algo que no se veía desde la crisis de 1929. En cambio China, India, e inclusive Brasil –gracias a las reformas estructurales realizadas desde tiempos del presidente Cardoso, y sus estrategias de estado que sobrepasan a sus intereses partidarios-, establecen parámetros de crecimiento que van de acuerdo con su plan de desarrollo económico y social. En México debemos obligarnos a ser más estratégicos, empresarios y servidores públicos, profesionistas y emprendedores, investigadores y vendedores. Debemos crear nuevos negocios, buscar distintos mercados; en pocas palabras identificar nuestras fortalezas nacionales y regionales, para que aprovechemos los recursos disponibles que generan nuevos polos de desarrollo y llevarlos a la ejecución. La palabra mágica es innovación. ¿En un país donde nuestros servidores públicos se sienten autoridades y la mayor parte de las ocasiones toman decisiones unilaterales y de escaso beneficio para la nación? Sí ¿Con personas que estamos acostumbrados a seguir estándares que se establecen casi siempre en otros países y a la obediencia? Sí ¿En empresas que en buena parte desconocen el significado de la competitividad, el comercio justo, el respeto al medio ambiente y a la dignidad humana solo por alcanzar el enriquecimiento de corto plazo? Sí. Una consciencia evolucionada nos lleva hacia una innovación que dignifique la vida. Desde la educación primaria es obligatorio generar esa consciencia y por tanto que nuestros chicos desarrollen las habilidades para la innovación, con resultados en el largo plazo (véanse los casos de Corea, China, Chile que después de momentos de crisis profunda han salido fortalecidas en una generación). México debe trabajar desde hoy en un plan educativo de largo plazo con o sin la participación del “establishment” que todos conocemos; existe la tecnología y los medios para hacerlo, necesitamos enfocarnos e impulsarlo. Por otro lado ¿en el corto plazo qué hacemos? Desarrollemos el enfoque de innovación en las universidades para que egresen nuevos empresarios innovadores, apoyemos a los empresarios y empleados actuales para que desarrollen las competencias de la innovación y también a nuestros servidores públicos para que la apoyen y no la obstaculicen. Innovación que vaya de la mano con las fortalezas propias de México y que hagan “match” con las oportunidades globales. Se trata de desarrollar a fondo el ingenio del mexicano y que cumpla con los requerimientos del mundo actual y por venir. Nueva actitud, nuevas leyes, nuevos productos, nuevos servicios, nuevos mercados. Es una manera de aprovechar lo que ya hacemos bien y mejorarlo para tomar ventaja de las oportunidades, pero también ser originales y crear nuevas opciones. Creemos las necesidades en países donde no las tienen, por ejemplo frutas exóticas exportables hacia países donde no estemos presentes, industrialización de la comida mexicana para generar una oferta exportable en gran escala, nuevos productos que controlen plagas y enfermedades de bajo impacto en la salud y la ecología, Todo es posible, siempre y cuando la actitud de todos los involucrados sea propositiva, querer que se pueda.
México tiene enormes retos hoy; el sector agroalimentario debe superar esta etapa de inmovilidad en la que hemos vivido muchos años, sacudirnos la modorra y contribuir con nuestro grano de arena a crear ya no el millón de empleos anuales (hoy en día son mucho mayores los requerimientos, porque hay gran cantidad de desempleados, sub-empleados y empleados en la economía informal producto de nuestra apatía ante las crisis recientes, más los jóvenes - hombres y mujeres- que llegan a la edad adulta y buscan su desarrollo). Desarrollar a empresarios con nueva mentalidad y emprendedores-innovadores. Esa piedra filosofal que buscaron por años los alquimistas en la Edad Media ya está disponible: la innovación. Utilicémosla en beneficio de lo que implica el gran concepto de la vida.
Jorge Segovia Fernández/Ing. Agrónomo
Socio Director de Media Hunters México
Consultores en Recursos Humanos y Negocios
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