El cultivo de la Col de Bruselas Brassica oleracea var. gemmifera, integrante de la familia de las crucíferas, se remota al siglo XIII, en la región del sur de Francia y Bélgica, cercana a la ciudad de Bruselas de donde viene su nombre.

Esta hortaliza tiene una buena aceptación a nivel mundial, por lo que se produce en Reino Unido, Holanda, Estados Unidos y China, entre otros países.

Su sabor particularmente característico, definido como intenso, con matiz amargo y ligeramente dulzón, hace de esta hortaliza un ingrediente socorrido por la gastronomía internacional.

La producción de col de Bruselas en México, se considera como reciente, debido a que su presencia en los mercados internacionales es a partir de los años ochentas. Con una presencia regional, esta hortaliza considerada como producto no tradicional, se ha venido produciendo desde hace más de 30 años en el Valle de San Quintín, Baja California.

La producción nacional de esta crucífera está repartida principalmente en cuatro estados del país, Baja California, con la mayor superficie cosechada del 76 por ciento y rendimientos promedios de 18.459 toneladas, seguido por Sonora con el 10 por ciento y rendimientos de 1.300, Puebla con el 8 por ciento de la superficie cosechada tiene el rendimiento más alto de 21.412, finalmente el Estado de México cuenta con el 6 por ciento de la superficie y rendimiento promedio de 10.208.Cabe mencionar que se han llegado a obtener rendimientos de 36.92 ton/ha. Con un porcentaje más bajo los estados de Aguascalientes y Guanajuato, también participan en la producción nacional.

Como se mencionó con anterioridad, la producción en el estado de Baja California, se encuentra concentrada en el Valle de San Quintín, que se caracteriza por un alto nivel de especialización para este cultivo, también se cultivan otras hortalizas cuya producción tiene como destino el mercado estadounidense.

Por un lado el tener como destino mercados de exportación y por otro su cercanía con el vecino país del norte, han caracterizado al Valle de San Quintín como una zona productora de alta tecnología, lo que le da la ventaja de tener más bajos costos de producción con respecto a otras entidades donde se cultiva la col de Bruselas.

Esta crucífera es una hortaliza de invierno, tiene una buena adaptación al frío. Por lo que las cosechas en esta región se dan entre los meses de noviembre a mayo. Posterior a este mes no se recomienda su cultivo, ya que las condiciones climáticas inciden en beneficio de las plagas, lo cual además de incrementar los costos de producción puede afectar la inocuidad del producto.

Existen diferentes variedades que se clasifican en función de su tamaño, color, sabor y ciclo de vida. En general se dividen dos tipos; las denominadas estándar, que se caracterizan por tener mayo tamaño y sabor intenso y las hibridas, que cuentan con tamaño y color más uniforme así como tener una mayor vida post cosecha.

Uno de los problemas que presenta el cultivo de esta crucífera, es el contante cambio de variedades por cada ciclo agrícola, propiciado por las compañías semilleras, quienes en respuesta a las demandas en el mercado, introducen una gran diversidad de materiales, los que al ser cambiados en tiempos tan cortos han impedido hacer un historial de cuales cuentan con las características organolépticas, precocidad y resistencia a plagas y enfermedades más adecuadas para cada zona de cultivo.

A diferencia de otras regiones del país, en Baja California, si se ha logrado un mayor conocimiento sobre el comportamiento de las variedades, una de las que más se cultiva es la Oliver, por ser la de mayor demanda tiene entre los consumidores estadounidenses, ya que es temprana, de buen color y firmeza.

El cultivo se realiza básicamente en tierras de riego, a excepción del Estado de México donde se hace en tierras de temporal.

El que la mayor parte de la producción se encuentre concentrada en una sola zona, la hace más susceptible al impacto regional. En este caso la superficie de cultivo está sujeta al comportamiento de otras hortalizas, principalmente de jitomate, en función de los ingresos obtenidos en el ciclo anterior, será la superficie que se destine a la col de Bruselas.

Sólo existe un canal de comercialización, a través de empresas comercializadoras estadounidenses, librándose de pasar por los brokers, llegando directamente a los mercados terminales. La empresa se encarga de comprar, almacenar, refrigerar y empacar el producto.

Los pocos productores presentes en Baja California, tienen tratos con estas empresas desde hace tiempo, a través de éstas también comercializan las otras hortalizas que producen.

Bajo este esquema de comercialización se dan tres formas de producción: con financiamiento propio, de la comercializadora o sociedades entre ambas. Situación que ha permitido interesantes inversiones en tecnología, como es el caso de invernaderos e instalaciones de empaque.

Este cultivo no tradicional, que aun a pesar de estar inmerso en la cultura culinaria en México, tiene una gran rentabilidad en comparación con otros tipos de crucíferas que se cultivan en México, ya que su mercado es fundamentalmente de exportación. Cuenta con grandes ventajas al tener mercados específicos, que le dan el potencial de ser un eje de desarrollo regional.

Redacción TECNOAGRO

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