“El desarrollo de una técnica concentra una infinidad de esfuerzos para lograr un propósito. Que en cuyo caso puede combinarse con otras técnicas, que bien pueden llegar a contribuir incluso con el control de malezas y algunos patógenos.”

Por: Equipo Ururi /Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) Ururi

La biosolarización es una técnica biológica para el control de patógenos del suelo como nematodos, hongos, bacterias, insectos, etc., está basada en la acción fumigante de sustancias volátiles resultantes de la biodescomposición de material fresco y/o estiércol. Además, de emplear el calor de la radiación solar con el fin de controlar los organismos patógenos del suelo.

Una de las ventajas que proporciona desarrollar esta técnica de desinfección de suelos, es disponer de grandes cantidades de materia orgánica como lo son los restos de cultivos de hortalizas, contando con el efecto del sol durante todo el año y lo que lo hace posible desarrollarla en cualquier época del año.

Además la biosolarización es una alternativa al bromuro de metilo, en el control de patógenos del suelo. El cual, asemeja sus principios a los que ocurren con el bromuro de metilo al gasificarse en el suelo, con la diferencia que en la biosolarización, los gases provienen de la descomposición de la materia orgánica fresca.

La temperatura alta, originada de la descomposición además de la radiación solar, potencian su efecto controlador sobre los microorganismos patógenos del suelo. Cuando se incorpora o aplica materia orgánica al suelo, se produce una secuencia de cambios microbiológicos en el mismo. Al principio se produce una proliferación de microorganismos que se nutren y obtienen energía de la misma materia orgánica, que facilita un aumento de su población favoreciendo el proceso al acelerarlo.

En la descomposición, se estimula el desarrollo de organismos en los suelos, ya sean benéficos o patógenos como hongos nematófagos, nematodos predatores, lombrices, hongos, protozoos, microalgas y otros organismos. Que al multiplicarse, reproducirse y morir, originan una cantidad considerable de productos orgánicos que participan en el control de patógenos del suelo, entre los que están: el amonio, nitrato, ácido sulfhídrico, ácidos orgánicos y otras sustancias volátiles.

Estos productos, producen un efecto nematicida de manera directa sobre la incubación de los huevos o sobre la movilidad de los estados juveniles. El guano vacuno, de ave, de animales ovinos, así como residuos de plantas crucíferas y rastrojos de cosecha de tomate, son algunos tipos de materia orgánica evaluados por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), en trabajos con biofumigación para el control de nematodos del suelo, los hongos fitoparasitarios y malezas, dan buenos resultados en especial con el control de nematodos.

Metodología

Antes de comenzar, es necesario que el productor realice un muestreo de suelo, para análisis de nematodos de la superficie a tratar con biosolarización. Si los resultados de dicho análisis indican alta producción de nematodos patógenos, la dosis de material fresco, como de guano deberán ser las más altas:

1. Picado del rastrojo vegetal fresco. Con la biosolarización deben picarse los restos de las plantas del cultivo anterior, por ejemplo la planta del tomate en lugar de ser sacada y arrancada se debe dejar sobre el camellón sin arrancar.

Ya ubicada sin cinta, se pican para acelerar el proceso de descomposición de los residuos y favorecer la liberación de gases en el suelo. El picado de los restos, se puede realizar con una trituradora de rastrojos o bien con un motocultor. Porque mientras más picado, más rápida será su descomposición y efecto biocida.

2. Incorporación de rastrojos. Al finalizar el proceso de picado, se incorporan los rastrojos vegetales frescos al suelo con la ayuda de un equipo rotovator.

3. Apertura del surco. Al terminar el paso anterior, debe abrirse un surco sobre la hilera o camellón de plantación del tomate, sea en campo abierto o bajo invernadero. Con una profundidad de 15 a 20 cm.

4. Aplicación de materia orgánica. Es recomendable introducir los restos vegetales picados que quedaron sobre el camellón y entre la hilera en la que no ha sido incorporado, mezclando con guano en dosis que van desde los 2,5 a los 5 kg/m2. La dosis de material fresco promedio es de 20-50 ton/ha, según la población de nematodos. En caso de ser alta aplicar más dosis de la señalada anteriormente.

5. Tapado del surco. Al incorporarse el guano y el resto de los vegetales que quedaron fuera del camellón, se debe proceder al tapado del surco.

6. Instalación de cinta de riego y cubierta de plástico. Al taparse el surco, se instalará la cinta de riego sobre el camellón, junto con la cubierta de plástico transparente. Que puede colocarse sobre el camellón o cubrir la superficie completamente de poste a poste. Sujetar firmemente los bordes con el suelo y evitar la pérdida de humedad, gases y temperatura. Luego se da el primer riego, para humedecer la materia incorporada con la que se facilitará su descomposición. De acuerdo al tipo de suelo, se recomienda regar cada 4 o 6 días.

En suelos arenosos o bajos en materia orgánica, es importante regar cada 4 días debido a que la humedad es menor. Se tendrá que cubrir con el plástico transparente y mantenerlo al menos 30 días. Esto facilitará el proceso de biosolarización y dar 10 días de ventilación antes del trasplante del cultivo.

Hay que asegurarse de que el terreno está preparado y emplear un test de germinación de semillas, ya sea de lechuga o colocar plantaciones de lechuga sobre el terreno tratado, antes de que se establezca el cultivo de tomate. Si el 100 % de las plantas se mantienen, eso significa que el suelo es apto para plantarse. En el caso de que haya caída de plántulas, significa que hay sustancias activas y toxicas liberadas de la descomposición de la materia fresca, por lo que hay que postergar la plantación.

Beneficios

En la descomposición del material vegetal fresco de residuos hortícolas picado previamente e incorporados al suelo posteriormente, interviene una gran cantidad de microorganismos, que favorecen su población por el aumento de nivel de materia orgánica. Esto le permite actuar como antagonistas de los patógenos del suelo.

Las sustancias volátiles como los isotiocianatos, amonio y fenoles, son el resultado de la biodescomposición del material vegetal como el estiércol o los guanos, que favorecen al control de patógenos del suelo.

El aumento de la materia orgánica en sus diferentes formas en el suelo, ya sea fresca, madura o humificada, entonces, ejercen un efecto mejorador del mismo al favorecer sus propiedades físicas, químicas y biológicas. Que dan como efecto, un aumento de la fertilidad, mejora de la estructura y una reducción de problemas de salinidad.