gei

Revertir el progreso del cambio climático es una tarea de todos. De no hacerlo, en un futuro cercano, podría costarnos aún más de lo que se está pagando hoy. Y en consecuencia todos los sectores afectados.”

Entre los hechos que marcan la historia del surgimiento del desarrollo sostenible, podemos destacar los inicios de 1972 con la Cumbre de Estocolmo, sin dejar de mencionar la creación de la UNFCCC (Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático), en 1989.

Aunque en la cumbre de Río de Janeiro en 1992, se dan a conocer los lineamientos acerca de la problemática que la humanidad enfrentaría durante el siglo XXI. Entre ellos se encuentra: la problemática del cambio climático como un desafío transversal de la humanidad, la cual no conocería fronteras.

Fue hasta 1997 en la que se suscribe el protocolo de Kyoto, que a través de los acuerdos de Marrakech de 2001, da muestra a una vía de desarrollo con la creación de tres tipos de instrumentos financieros, los que dieron pie al mercado del carbono.

En aquella época, solo 37 países industrializados, fueron los que ratificaron este tratado, comprometiéndose a medir sus emisiones de gas GEI (Gases de Efecto Invernadero). Mismas que se reducirían hasta en un 5% en promedio para el año 2012 (respecto de un año base que seria 1990).

El objetivo de esto, fue evitar que el sistema climático fuese impactado por la actividad humana. Por lo que se pretendía mantener las concentraciones de CO2 atmosférico en 300 partes por millón. Esto permitiría mantener una estabilidad de alrededor de 2°C del calentamiento global.

De esta forma, el cambio climático y sus consecuencias, hacen su aparición a través de la salud de las personas, la riqueza de la biodiversidad, la agricultura, fenómenos climáticos extremos, la vida del hombre y el ambiente; que se comercializa y monetiza en el mercado con cuenta hasta el 2005.

De acuerdo como se publicó en el llamado Teorema de la Sostenibilidad, de Ronald Coase, en el que las reducciones de Gases de Efecto Invernadero pasan del intangible al tangible. Al convertirse en tangibles, son sujeto de ser apropiadas, es decir, se crea la tenencia legal y derechos de propiedad de este bien (que en este caso es el CO2).

Las reducciones de gases de efecto invernadero se transforman en un “activo”, el cual tendrá uno o varios dueños y por lo tanto un precio de mercado, incluyendo los costos de transacción asociados.

Por ello en 2005, se comienza una serie de pactos con los llamados “bonos de carbono” (reducción del dióxido de carbono equivalente en toneladas de cada GEI, en términos del calentamiento global), donde el dióxido de carbono equivalente seria la “moneda de cambio” para este mercado.

Se puede decir, que se crea un mercado en que se hacen negocios de una exportación de servicios de descontaminación de gases de efecto invernadero, o bien simplemente “bolsas de comercio globales”, donde se venden toneladas de aire limpio.

Desde sus inicios en el mercado, a partir del 2005 y hasta diciembre del 2015, aproximadamente 8000 proyectos de inversión fueron aprobados por la UNFCCC, a través del llamado Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL).

Dichos proyectos fueron ingresados por 107 países del mundo en desarrollo y subdesarrollados. De los que se han emitido y pactado aproximadamente 1,5 billones de toneladas de reducciones certificadas de CO2 aprobadas.

Dichas toneladas, han sido objeto de negociación entre países no desarrollados (vendedor) y países desarrollados (comprador).

El mercado de carbono partió de manera tímida en 2005 con $500 mil US vendidos y precios por tCO2 de unos $5 US.

Actualmente se movilizan varios billones de dólares al año. Del cual, este dinero se ha ido utilizando, casi en su totalidad, en inversiones de tecnologías limpias en países no-desarrollados.

Por ello, en el mercado actual, las puntas de este se mueven entre $8 a $11 US por cada tonelada de tCO2. A pesar de que el precio pueda aumentar o disminuir en función del “atributo” que tenga el “activo de carbono” comercializado.

De esta manera se puede observar que dichos valores alcanzan hasta $60 US por tonelada en caso de proyectos con gran componente social.

En los últimos 10 años, se profundizo hasta hacerse más complejo, ya que surgieron carteras de inversión, derivados financieros, incentivos económicos y algunas iniciativas de impuestos, todos ellos indexados a carbono.

En este escenario, se está llegando a un 1,5° C de calentamiento global, con concentraciones de CO2 atmosférico que no baja de 400 partes por millón. Por ello enfrentamos la mencionada Cumbre de Paris, en diciembre 2015.

La Cumbre Global, buscaba dentro de lo imposible llegar a un acuerdo vinculante mundial, respecto de un camino a seguir para continuar con los objetivos de reducir las emisiones de GEI para el año 2020. Así mismo, buscar la neutralidad global del carbono entre el año 2050 y fin de siglo.

Retomando lo dicho por Christiana Figueres, ex Subsecretaria del Cambio Climático de UN: “se logró lo imposible”, porque 195 países ratificaron su voluntad de trabajar para la estabilización de GEI.

Revertir el progreso del cambio climático es una tarea de todos. De no hacerlo, en un futuro cercano, podría costarnos aún más de lo que se está pagando hoy. Y en consecuencia todos los sectores afectados.”

Lorena Muñoz del Campo

Entre los hechos que marcan la historia del surgimiento del desarrollo sostenible, podemos destacar los inicios de 1972 con la Cumbre de Estocolmo, sin dejar de mencionar la creación de la UNFCCC (Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático), en 1989.

Aunque en la cumbre de Río de Janeiro en 1992, se dan a conocer los lineamientos acerca de la problemática que la humanidad enfrentaría durante el siglo XXI. Entre ellos se encuentra: la problemática del cambio climático como un desafío transversal de la humanidad, la cual no conocería fronteras.

Fue hasta 1997 en la que se suscribe el protocolo de Kyoto, que a través de los acuerdos de Marrakech de 2001, da muestra a una vía de desarrollo con la creación de tres tipos de instrumentos financieros, los que dieron pie al mercado del carbono.

En aquella época, solo 37 países industrializados, fueron los que ratificaron este tratado, comprometiéndose a medir sus emisiones de gas GEI (Gases de Efecto Invernadero). Mismas que se reducirían hasta en un 5% en promedio para el año 2012 (respecto de un año base que seria 1990).

El objetivo de esto, fue evitar que el sistema climático fuese impactado por la actividad humana. Por lo que se pretendía mantener las concentraciones de CO2 atmosférico en 300 partes por millón. Esto permitiría mantener una estabilidad de alrededor de 2°C del calentamiento global.

De esta forma, el cambio climático y sus consecuencias, hacen su aparición a través de la salud de las personas, la riqueza de la biodiversidad, la agricultura, fenómenos climáticos extremos, la vida del hombre y el ambiente; que se comercializa y monetiza en el mercado con cuenta hasta el 2005.

De acuerdo como se publicó en el llamado Teorema de la Sostenibilidad, de Ronald Coase, en el que las reducciones de Gases de Efecto Invernadero pasan del intangible al tangible. Al convertirse en tangibles, son sujeto de ser apropiadas, es decir, se crea la tenencia legal y derechos de propiedad de este bien (que en este caso es el CO2).

Las reducciones de gases de efecto invernadero se transforman en un “activo”, el cual tendrá uno o varios dueños y por lo tanto un precio de mercado, incluyendo los costos de transacción asociados.

Por ello en 2005, se comienza una serie de pactos con los llamados “bonos de carbono” (reducción del dióxido de carbono equivalente en toneladas de cada GEI, en términos del calentamiento global), donde el dióxido de carbono equivalente seria la “moneda de cambio” para este mercado.

Se puede decir, que se crea un mercado en que se hacen negocios de una exportación de servicios de descontaminación de gases de efecto invernadero, o bien simplemente “bolsas de comercio globales”, donde se venden toneladas de aire limpio.

Desde sus inicios en el mercado, a partir del 2005 y hasta diciembre del 2015, aproximadamente 8000 proyectos de inversión fueron aprobados por la UNFCCC, a través del llamado Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL).

Dichos proyectos fueron ingresados por 107 países del mundo en desarrollo y subdesarrollados. De los que se han emitido y pactado aproximadamente 1,5 billones de toneladas de reducciones certificadas de CO2 aprobadas.

Dichas toneladas, han sido objeto de negociación entre países no desarrollados (vendedor) y países desarrollados (comprador).

El mercado de carbono partió de manera tímida en 2005 con $500 mil US vendidos y precios por tCO2 de unos $5 US.

Actualmente se movilizan varios billones de dólares al año. Del cual, este dinero se ha ido utilizando, casi en su totalidad, en inversiones de tecnologías limpias en países no-desarrollados.

Por ello, en el mercado actual, las puntas de este se mueven entre $8 a $11 US por cada tonelada de tCO2. A pesar de que el precio pueda aumentar o disminuir en función del “atributo” que tenga el “activo de carbono” comercializado.

De esta manera se puede observar que dichos valores alcanzan hasta $60 US por tonelada en caso de proyectos con gran componente social.

En los últimos 10 años, se profundizo hasta hacerse más complejo, ya que surgieron carteras de inversión, derivados financieros, incentivos económicos y algunas iniciativas de impuestos, todos ellos indexados a carbono.

En este escenario, se está llegando a un 1,5° C de calentamiento global, con concentraciones de CO2 atmosférico que no baja de 400 partes por millón. Por ello enfrentamos la mencionada Cumbre de Paris, en diciembre 2015.

La Cumbre Global, buscaba dentro de lo imposible llegar a un acuerdo vinculante mundial, respecto de un camino a seguir para continuar con los objetivos de reducir las emisiones de GEI para el año 2020. Así mismo, buscar la neutralidad global del carbono entre el año 2050 y fin de siglo.

Retomando lo dicho por Christiana Figueres, ex Subsecretaria del Cambio Climático de UN: “se logró lo imposible”, porque 195 países ratificaron su voluntad de trabajar para la estabilización de GEI.

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